LA PRESCRIPCIÓN EXCEPCIONAL EN VETERINARIA Y EL RD 666/2023. ¿INTERPRETACIÓN LITERAL O FINALISTA DEL REGLAMENTO 2019/6?
Marco Aurelio Sánchez Moreiro
Veterinario. Sanidad y Bienestar Animal, Salud Pública.
10 de marzo de 2025
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La profesión Veterinaria y los responsables de animales están protagonizando en las calles españolas y en las redes sociales un rechazo frontal sin precedentes a una normativa del Ministerio de Agricultura porque entienden que pone en riesgo la salud y el bienestar animal y la misma vida de los animales al limitar injustificadamente el criterio del veterinario en los tratamientos.
Se están mezclado asuntos como la lucha contra las resistencias a los antibióticos y su plataforma de notificación PRESVET, con restricciones al resto de medicamentos veterinarios necesarios para evitar dolor, sufrimiento y muerte, que nada tienen que ver con la salud pública.
Las restriciones razonables al uso de antibióticos son necesarias por motivos de Salud Pública pero cuando se diseñan de forma que llevan precisamente a lo contrario son un riesgo para todos. Los pacientes, personas o animales, tratados a dosis inferiores a las que recomienda la evidencia científica lleva a crear las resistencias que se quieren evitar. El problema de los antibióticos es que hace décadas que no se crean nuevos antibióticos y eso implica que los que hay se autorizaron el siglo pasado y sus fichas técnicas están obsoletas con posología y demás términos de autotorización superadas por los conocimientos científicos pero que pueden funcionar cuando el profesional sanitario los usa con otra posología, otras vías de administración, otra duración es decir al margen de la ficha técnica. Los tratamientos sucesivos con antibióticos a dosis que el veterinario sabe que no van a funcionar lo que hace es crear resistencias y pone en peligro la vida del animal.
El uso racional de medicamentos contra el dolor, el sufrimiento, la deshidratación, las enfermedades no infecciosas, no tienen relación alguna con las resistencias antimicrobianas pero las restricciones injustificadas puen llevar a disminución del sistema inmunitario y aumentar la susceptibilidad a procesos infecciosos que acaban requiriendo antibióticos que se podían evitar.
Lo cierto es que esta normativa, el RD 666/2023, normas conexas y en especial la interpretación que hace el Ministerio de Agricultura de la norma comunitaria se extiende más allá de los antibióticos, a todo medicamento veterinario. Los antibióticos, al igual que los estupefacientes tienen regulaciones específicas y no parece razonable que con la excusa de la lucha contra las resistencias a los antibióticos se restrinjan los tratamientos con medicamentos que nada tienen que ver. Hay que abordar el problema de los medicamentos en general, antes de abordar el específico de los antibióticos. Y el problema puede no ser la norma sino su interpretación.